Florencia Bohtlingk
Pinturas de Florencia Bohtlingk
Las vocaciones irrumpen abruptamente en las vidas de las personas o se cuelan discretamente sin que el sujeto receptor tome conciencia de lo que le está pasando.
Florencia Bohtlingk descubrió su interés por la pintura a los 13 años en el museo de arte de San Pablo delante de los Monet, Van Gogh, Modigliani y otros, sin imaginarse entonces que esta disciplina que le había resultado tan atractiva como espectadora se iba a convertir en su propio camino. Más tarde descubrió a Friedrich, a Constable y a Delacroix.
Desde sus comienzos en la Escuela de Bellas Artes, en la que se anotó a los 18 "sin haberlo meditado mucho", trabajó la pintura atraída por el color.
Al paisaje llegó sin haberlo buscado, dado que siempre fue parte integral de su vida. Sobre la tela elabora sus impresiones y fantasías del cielo y del agua, la gama y tonalidades del paisaje rural y la influencia que tienen los cambios atmosféricos sobre estos elementos.
El conocimiento íntimo de la naturaleza prolífica e intensa de Misiones la ha enriquecido. La pintura sensual de Bohtlingk describe, se altera, crece, evoluciona, irrumpe explosiva llamando nuestra atención, distraída la mayor parte del tiempo por imágenes conceptuales o minimalistas, y la seduce, recordándonos que el hombre no vive solamente de ideas y que la naturaleza vegetal y atmosférica es parte de la trama visual y poética de nuestro universo estético.
Seguir el proceso creativo de nuestra artista nos demuestra que ha absorbido y elaborado la articulación sensible de una técnica tradicional sobre temas ancestrales para devolvernos imágenes contemporáneas.
Alina Tortosa, Pan de Azucar, Enero de 2004
Publicado en el catálogo de la muestra individual en belleza y felicidad
Abril 2004
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